lunes, junio 29, 2009

SHIT

Reflexionando seriamente sobre el artículo publicado por mi compa Chochoescuincle, donde habla del SHIT (Síndrome Humano Individualista Totalitario) me cayó el veinte de que todos, absolutamente todos, somos unos pendejos.
Así de simple.
Yo se que muchos van a decir “No, yo no, pendejo tu” Pos si, pues… Pendejo yo. Lo acepto, no lo niego. Es más, lo disfruto y aprendo de ello.
Pero ¿Por qué esa aseveración tan pendeja? Sencillo. Un ejemplo trivial que mi carnal el doc me dio hace muchos años:

Llega una doña a consulta porque su chamaco trae un mal. El médico lo revisa y diagnostica que el niño lo que tiene es un griponón marca llorarás porque, no conforme con haberse mojado el sábado que llovió, se bañó con la manguera y se quedó así, empapado toda la tarde, mientras la mamá se rascaba plácidamente el ombligo. Recete? Un antigripal inyectado pa’ que salga pronto y una revisada dentro de tres días (esa no se la cobro, señora) para ver si no se le hizo infección. La doña llega a su casa y le platica a la vecina que fue con el doctor (ese miserable ratero que le cobró 200 pesos por la consulta!!) y le recetó un antigripal inyectado (que cuesta 300!! Pinche médico rata, seguro recibe comisión del laboratorio!). La vecina le dice que no le haga caso, que nomás le unte manteca de cerdo (SI! MANTECA DE CERDO!!) en las plantas de los pies al niño, que no lo bañe en tres días y que le de de comer hartos consomés de pollo bien calientes. Quien es el pendejo de esta historia? Claro! El médico! ¿Cómo se le ocurre pensar que él, que invirtió una gran parte de su vida a estudiar y parió chayotes para obtener su título legalmente, va a saber más que la vecina de la doña , que no sale de su casa más que a la carnicería (y eso a veces) y no terminó ni la primaria?
¿Necesito explicar?
Otro ejemplo: La morrita enamorada perdidamente de un morro. Resulta que el morro también está enamorado de la morrita, pero tiene novia y no está seguro de los sentimientos de la morrita. La morrita va con su amiga y le cuenta todo. La amiga le dice que no le haga caso y que ni se junte con el porque es un kbrn bien hecho, que tiene su novia pero que no la va a dejar por ella, que solo la está calentando pa’ meter mano y alguno que otro apéndice “si ya me han tocado varios así! Todos los hombres son iguales! Nomás piensan en eso!”. La morrita llora desconsolada y manda al morro a la chinampa… el morro, bueno, sale de su conflicto, chilla como nena un par de días y, de todos modos, truena con la novia. ¿Quién fue el pendejo aquí? Claro!!! La novia del morro! Para que existe. Que la morrita le haya seguido la corriente a las suposiciones de la amiga en lugar de ir con el morro a ver que onda, y que el morro no se haya decidido a tiempo no tienen nada que ver. Mucho menos que la amiga se haga sus mentales con suposiciones y conjeturas pachecas. Definitivo: la pendeja es la novia del morro.

La mera verdad es que solo hay una persona a la que debemos seguir y hacerle caso: nosotros mismos. ¿Por qué? Pos porque casi nadie nos va a ayudar desinteresadamente. A la mera te prestan una lana, te consiguen chamba o te ayudan con el examen, o te cuidan a tus hijos para que vayas a chambear o de pachanga con tu cónyuge. Pero cuando el problema es emocional, nadie te va a ayudar más que tu y tu corazón (asquerosamente cursi, pero es así). ¿Por qué? Pos porque todos somos unos pendejos que tenemos mucha SHIT adentro y nos vamos a enfocar en nuestros propios problemas. Unos más, otros menos, pero al final, todos.

Así que, como dice mi tío, el de Hermosío “Es bueno ser cochi (puerco, pues) pero no tan trompudo!” y antes de meter las cuatro patas hasta el fondo (de la shit), hay que definir claramente que queremos y que necesitamos. Una vez que estamos seguros, actuar en consecuencia sin olvidar que los demás también padecen SHIT.

C’Ya!
NecroDaddy