miércoles, julio 01, 2009

Síndrome del Ladrillo

Chamacos, retomando mis pláticas de Criptozoología de oficina, les voy a contar una historia vividas desde lejos.

En una ocasión, hace muchos ayeres, conocí a un monito que, por azares del destino (y del partido político en el poder) fue colocado en un puesto pequeño en el gobierno del estado. Resulta que la dependencia en la que estaba este monito, al que llamaré Nicasio, decidió (no se pa' que) certificarse con ISO 9002. WOW! y, como Nicasio no tenía nada más que hacer, lo designaron como el auditor interno de calidad. Para no hacer el cuento largo, de un "de repente" Nicasio dejó de ser Nicasio para convertirse en el Lic. Relinchez. El amigo ayudó mucho, si, pero agarró un humor que nadie lo aguantaba. Se empezó a sentir parte fundamental de su dependencia, miró a todos por debajo del hombro, incluso se empezó a comportar muy déspota con los de menor (o igual) rango que el. Cuando se hubo certificado la dependencia, Nicasio, perdón, el Lic. Relinchez, cacareó como si hubiera puesto el huevo más grande de toda la granja, exigió auto, aumento de sueldo y personal para tener a quien mandar.A los pocos meses, el Lic. Relinchez estaba a punto de exigir que todos se refirieran a el como "su excelentísima majestad", pero, hubo cambio de gobernador, y el primero en la lista de despedidos en la dependencia en la que el era empleado. Duro golpe. La certificación se perdió y no se volvió a tramitar... ultimadamente ¿a quien le importa si una dependencia gubnernamental está certificada o no?

¿Que pasó? Muy sencillo. Lo que le pasó al buen Lic. Nicasio Renlinchez (que por cierto suena a nombre de historia de Catón, jajaja) se llama Síndrome del Ladrillo. Pongámonos claros: un ladrillo o tabique, es un objeto rectángular que se usa para construir muros (si, esa cosa color naranja con la que hacen las paredes) y, en el más común de los casos, mide 10 cms de grueso. Por otra parte, cuando uno sube a alturas impresionantes y mira para abajo, es normal sentir vértigo, mareo o nauseas. Pero ¿que pasa si, estando en el suelo, nos paramos en un ladrillo? Normalmente nada. A gente como Nicasio le da vértigo. Se marea. Pierde el suelo.
Otra vez. El Síndrome del Ladrillo es lo que le pasa a gente que, recibe una encomienda sin mucha importancia, o de trascendencia temporal y se cree que le dieron la silla del ejecutivo nacional. ¿Me explico? De nuez: A mi me ofrecieron un puesto muy importante cuando era práctimante un recién egresado. Me sentí parido por Zeus, o como dice mi amá, la divina garza envuelta en celofán. Ese es el síndrome del ladrillo, pararse en un ladrillo y perder el piso.
Yo creo que todos lo hemos padecido, pero también conocemos una gran cantidad de historias de gente que lo padece por mucho rato.
Saludos y no pierdan el piso...

C'Ya!
NecroDaddy