Desde esa noche
en que cerré
toda posibilidad
de estar contigo
mis ojos
deshidratados
mis mejillas
enrojecidas
me reclaman
y mis labios
secos sin tus besos
ni siquiera
desean articular
palabras
para insultar
mi estupidez
mi insulsa decisión
de huir
y mi nariz
exige tu aroma
casi tanto
como mi pecho
a tu cabeza recostada
Pero te veo
así
tan feliz
sin mí
liberada
del yugo
de mis estúpidos celos
y mis interrogatorios
idiotas
Te veo
así
tan feliz
sin mí
que solo puedo
respirar hondo
y alegrarme
por tu dicha
que me está costando
el alma