¿Qué onda, chamacos?
Acá yo con el run-run de una idea que me ha estado haciendo un remolino en la cabeza desde hace un par de semanas.
Resulta que me he dado cuenta, o mejor dicho, he asimilado que nuestro principal problema como sociedad es la falta del sentido de equipo.
Neta. No somos un equipo como lo son los alemanes, o los japoneses, o los gringos.
Los mexicanos somos muy afectuosos y muy cálidos, si. Pero no estamos unidos como pueblo.
Simplemente no lo estamos. Cada quien jala agua para su molino y le vale merga lo que le pase al vecino.
Y cuando las cosas salen mal, la culpa es del gobierno, de Felipe Calderón, del senado, de los diputados, de la iglesia católica, del sistema vale-madre de educación que tenemos, del pinche IFE que nos inundó de comerciales la tele, de Azcárraga y Salinas que nos apendejan con sus programas de tele… en fin, la culpa es tuya y no mía.
Y nos tiramos caca que da gusto: que "pinches chilangos", "pinche regio", "pinche jalisquillo", "charrito montaperros", “pinche indio pata rajada” y un muy largo etcétera.
En la chamba, por poner un ejemplo, nunca falta el wey que no necesita ayuda de nadie, o el que le tira a todo y a nada le pega, o el que esconde información, o el que le besuquea el asterisco al jefe. Pero no hay quien aproveche o encauce las características (incluyendo los defectos) para sacar a flote a la empresa/institución. ¿Cuantas veces no hemos oído el famoso "hago como que trabajo mientras ellos hacen como que me pagan"?. He ahí la bronca manifiesta: yo y ellos (si, el burro por delante) y no un nosotros.
Y el chiste no es echarle la culpa al pendejo del jefe o al lambiscón del gerente de operaciones, ni al mamón presumido de marketing, ni a los pinches empleados que no sirven (según el jefe). El chiste es encontrarle sentido al “nosotros” laboral. A que todos somos parte del capital humano, desde la doña que limpia, hasta el socio mayoritario. Semos gente, pues!
Hay muchos engendros engreídos, abortados de ciertas universidades privadas ultra caras, que dicen que “uno debe fusionarse con la empresa”, en español, esto significa que la empresa es parte fundamental de tu vida… vives para, por, con, desde, bajo (y un buen de preposiciones más) la empresa. Tu razón de vivir es la empresa. Tu única motivación es la empresa.
Otros, en cambio, piensan que es un negocio de compra-venta de horas-nalga (u horas-transpiración, según el puesto). Esto es: trabajo porque me pagas, me pagas porque trabajo.
Pos ni lo uno, ni lo otro.
Aplicándolo a los matrimonios: ni nos vamos a ir al extremo de “si no es con mi vieja(o) valgo máuser” o “todo por ella (él) y nada por mí”, ni nos vamos a ir al extremo (que los hay!) de “te aguanto porque me mantienes” o te “mantengo porque aflojas”. Como que suena más gacho ¿no?
La realidad nos la dan los niños: cuando juegan, por ejemplo, a “policías y ladrones”, se hacen dos bandos, ninguno es malo, ninguno es bueno, simplemente uno caza el otro escapa. Nadie se “hace uno” con su grupo, ni está con el grupo porque va a obtener un beneficio, simplemente están en un grupo y van a cumplir un objetivo. Yo no conozco a ningún niño que le pregunten “¿juegas?” y responda “¿Cuánto me vas a pagar?”. O ¿cuando han visto a un niño que no vaya a comer o al cine o por terminar el juego de “policías y ladrones”?
Si en realidad comprendiéramos que todos somos parte de una maquinaria (TODOS, hasta Felipe Calderón!) y que el objetivo es la grandeza de nuestro país, quizá, algún día, este país progrese. Quizá ese día, ya no se nos pida visa para entrar a Canadá. Quizá ese día dejen de dibujar a los mexicanos como rancheros bigotones, sombrerudos y huevones a más no poder.
Tal vez, si entendiéramos que TODOS somos parte de la solución y también TODOS somos parte del problema, tal vez, ese día si podamos cantar con justa razón y con conocimiento de causa eso de “para ti las guirnaldas de olivo, para ti los laureles de gloria…”