Hoy me viene a la memoria una vez que iba yo muy tranquilo caminando por el campus de mi alma mater (la universidad a la que fui, pues) y entré a la biblioteca (que en aquel entonces daba lástima).
Había tres computadoras donde podía consultar las fichas bibliográficas y no llegar tan a ciegas al área de los libros.
Pues nada, estaba yo muy agusto buscando un libro de literatura fantástica (ecuaciones diferenciales!!) cuando de pronto, sin avisar, entra una muchacha muy atractiva, guapa y de buen cuerpo, se acerca y yo, como buen macho que se respete, estaba temblando y mudo. Pues ándale que llega la chica y se acerca, me abarazó, me llenó de besos la cara, y me dijo, casi llegando al orgasmo y llamándome por mi nombre "que gusto que estés aquí!!! no sabía que tu también estudiabas en esta universidad!" y me dió otra dosis de besos. El abrazo fue tan fuerte que le pude sentir hasta las varillas del sostén!.
Al final, se despidió de mi por mi nombre y apellido (gulp!) y me volvió a abrazar. Y antes de que yo pudiera decir nada me besó. Me besó cálidamente en los labios. Y ese cálido beso subió un poco de todo, al grado que me lastimó un poco con sus brackets.
La felicidad de su rostro era indescriptible. Se dió la media vuelta y volteó a mirarme de reojo, mientras se despedía coquetamente con su mano. Y se fue. Se fue dejándome con la boca abierta, los ojos cúbicos, el labio inferior con una leve hemorragia y muy, pero muy alborotado.
Entonces, como un nubarrón de tormenta, una duda apagó mi euforia: ¿quien chingados es esta mujer?
Así.
¿Quien era esa mujer tan hermosa, atractiva y escultural que acababa de reacomodarme todos los niveles hormonales?
Nunca, y es en serio, nunca he podido recordar quien es. Solo recuerdo que me hizo cimbrar.
Lo feo del caso es que ella sabía perfectamente quien era yo, porque hasta mi nombre completo se sabía.
Hay ocasiones en que pienso que pudo haber sido algún ex-compañero de la prepa o la secundaria que se hizo la vaginoplastia (u operación jarocha). En otras pienso que era alguna de las feas del salón que siempre estuvo secretamente enamorada de mi y se hizo un "extreme makeover" (ajá, en tus sueños, wey!).
La versión que más me gusta pensar es que era una chica cualquiera (bueno, ni tan cualquiera porque estaba buenísima!) que le ganó una muy buena apuesta a alguno de mis amigos.
No se...
Mejor me quedo con el recuerdo y lo disfruto cada vez que vuelva a mi memoria, al cabo que recordar es vivir y, como dice mi chaparrita: lo que no fue en tu año, no fue en tu daño.
Saludos!
C'Ya!
NecroDaddy