lunes, julio 13, 2009

Miau

Qué onda chamacos!
Acá yo sobreviviendo a un fin de semana propio de preparatorianos....
Resulta que, de repente, pasé de una fiesta a otra... en la primera era el anciano y en la segunda el bebé! Eso es chido.
Lo más interesante es como me cayó el veinte de que, de una u otra manera, todos padecemos el mismo mal en cuestión relacion humana, comunicación y respeto: somos muy egoístas y estúpidos. Y esto aplica en cualquier tipo de relación interpersonal, llámese amistad, noviazgo, matrimonio, u lo que sea.
Explico: sucede que en la segunda fiesta escuché una conversación a las de acá:

-Viejo, ya vámonos porque hay que pasar por mi mamá
-¿tu mamá?
-Si. Se va a quedar en la casa un par de semanas
-¿y eso?
-Es que se siente sola. A los niños les encantó la idea
-aahh que bien...
-Pero ya vámonos, que si no, luego la vamos a desvelar.


Seco! Vamos analizando eso. Primero, la doña de manera unilateral (si, u-ni-la-te-ral) tomó la decisión de llevarse a su mamá a su casa por dos semanas. Luego, escoge el momento menos oportuno (al inicio de una fiesta!) para decirle a su marido la decisión que ella había tomado. Y para rematar, los niños estaban felices con la decisión.
Stop! Stop a las llamadas!
¿Alguno de ustedes notó como nuestro personaje pasó de ser el esposo, el amado, el hombre con el que "decidí pasar toda mi vida", a ser un simple chofer, vasallo, "apúrate pinche gato" de la doña?
Y la doña adorna el pastel con "ya vámonos pa' que no se desvele mi mami!"
Que pasa por la mente del marido micifuz? Es una amplia gama de sentimientos, desde el "estoy pintado" hasta el "pinche vieja, no se vaya a desvelar mucho!" pasando por una buena cantidad más.
Y es lógico. Por más que este compa adore a su suegra (lo cual, acá entre nos, es fisiológicamente imposible) la payasada de su mujer automáticamente delega una partecita de odio al objeto (en este caso es sujeta) del conflicto.
Si le damos otra exprimida a la conversación, vemos los hechos fríamente: ella, tomó una decisión que afecta a ambos sin consultarle a él su opinión, y para rematar, le asigna un grado de importancia mucho mayor a los hijos y a la madre que al marido.
Y eso es fruto del egoísmo. YO decido que hagas lo que YO quiero y YO lo consulté con gente que YO considero que vale más que tu, y hazlo rápido para que YO no quede mal.
Es muy similar a cuando las relaciones terminan porque "tus actitudes me molestan. Tú me dijiste. Tú me hiciste. Tu no me hiciste." ¿Ya?
Si hubiera una pequeña dosis de consideración y respeto al otro, quizá la conversación hubiera sido en otro tiempo y otro tono.
Si por ejemplo, una novia termina a su novio y nos dice las razones, tenemos dos opciones:

1.- Es que él tuvo actitudes que me molestaron mucho. No me respetó y me hizo sentir muy mal. Cuando discutimos, reaccionaba de una manera horrible. Mejor corrí ahora. Imagínate si me hubiera casado con él!
Ó
2.- Es que llegamos a un punto en que nos empezamos a faltar el respeto mutuamente. Yo me sentí muy mal por haber sacado lo peor de mi y porque él sacó su peor lado. Las veces que discutimos por algo, las convertimos en peleas horribles. Preferí no seguir haciéndome daño con esa relación y no hacerle más daño a él"


Creo que la opción 2 no es para nada egoísta y, en consecuencia, mucho más madura y responsable.
Yo creo, humildemente, que si nos vamos a enfrascar en el rollo de una relación. Llámese amistad, noviazgo, matrimonio, amasiato o lo que sea, debemos estar dispuestos a empezar a pensar en primera persona plural.
Un abrazo!
NecroDaddy