miércoles, agosto 12, 2009

Rosetas

Un muy buen amigo me contó una historia inverosímil ocurrida allá en esa lejana realidad alterna de los albores de los años 90's...
En esa época empezaron a morir los cines que vivían de la taquilla y no de la dulcería (chingado unas palomitas a 80 pesos!!!) y pasaban una película o dos, si tenían dos salas. En esa época el cine era cine y no las mega-mamadas de cinépolis (cinemas a-la-sardina con 15 micro salas para 30 personas).
Resulta que una tarde fueron el y un amigo suyo a un cine a ver una película y, en el intermedio (ah sí, también había intermedios) fueron a la dulcería. La chica de la dulcería, según me dijo, se veía bastante ducha en su trabajo. Mi compa pidió un chocolate típico de cine ochentero: un manicero (de los de Sanborn's), y su compa pidió unas rosetas de maíz.
Aquí empezó el martirio.
La chica revolvió los maniceros, tecolotes, pon pons, lenguas de gato, gomitas y demás alimentos cinéfilos... abrió cajones y repisas, buscó abajo de la alfombra, le dio tres vueltas a la lista de productos y, limpiándose el sudor le dijo "no tengo"
"bueno" dijo el compa de mi compa "entonces dame unas palomitas"
"de esas si tengo" y ¡zaz! le entregó una fabulosa bolsa de papel estrasa llena de palomitas de maíz.

No, yo tampoco me la creí a la primera. Pero es una historia verídica.

C'Ya!
NecroDaddy