jueves, mayo 06, 2010

El gordo que creía en santaclós

Que onda chamacos!

Yo acá haciendo memorias de mis andares y penurias en el lado obeso de la humanidad.

No cabe duda que muchos gordos somos como niños chiquitos: estamos gordos porque nos dejamos ir sobre la comida chatarra y "sabrosa" pero con un pésimo contenido nutricional. Un viejo amigo mío decía que, si pones una mesa enorme, llena de ensaladas, frutas y demás alimentos nutritivos, y justo abajo de una hoja enorme de lechuga escondes un pastelito o unas papas fritas, ¡zaz! llega un gordo y lo encuentra. Y no solo lo encuentra, sino que avienta todo lo demas a la goma y se come eso, la chatarra.
Y luego, como niños chiquitos, creemos cualquier cuento que nos cuenten, siempre y cuando implique resultados sencillos y sorprendentes.
Les cuento algunos de mis muchos errores en mi lucha contra la obesidad:

1.- La dieta milagrosa: Corría el año de 1994, cuando una amiga a la que aprecio mucho (y que aún hoy en día está buenísima!) me platicó de una dieta que era estupenda. El producto se llama Jeunique "la dieta de un día". Esta mugre era un bote con 100 tabletas masticables tamaño llorarás sabor chocolate. El procedimiento era muy simple: un día comes como normalmente y al día siguiente no comes nada. Si, nada. Nomás te sampas cuatro tabletas con un vaso de agua, tres veces al día y ya! Resultado: te carga la chinampa y no bajas ni madres!

2.- El Ab-Flex: una máquina maravillosa que prometía unos abdominales poca madre en poco tiempo. Funcionaba colocando el aparatejo contra los abdominales y haciendo presión sobre ellos. Resultado: dinero perdido, piel abdominal irritada, brazos adoloridos, ni un trinche kilo abajo después de tres semanas. El abflex acabó en manos de un conocido que lo rescató de mi bote de basura.

3.- Slim Fast: otra dieta milagro: te tragabas un licuado de esa madre en lugar del desayuno y la cena. A la hora de la comida tragabas como trinche troglodita. Resultado: mucha lana perdida, cero kilos abajo.

4.- Inyecciones: Series semanales de inyecciones en el abdomen de una madre que no me acuerdo como chinampas se llama pero se usa también para tratar casos de asma y bronquitis (tres sílabas: no-ma-mes!). Resultado: venas varicosas en mi pancita de barril.

5.- Fenproporex: Este fue mi más grave error! Yo pesaba 147 kilos y fuí a una clínica especializada en obesidad. Según el médico que me la recetó "es una pastillita que no hace daño, nada más nos ayuda con la ansiedad de comer" (sic). Luego resultó que es un derivado de anfetamina, me estaba causando adicción y me suprimía el hambre al punto de no comer nada en todo el día... resultado: bajé 40 kilos en 6 meses. Lo dejé porque me sentía de la burger. Desnutrición. En un año recuperé 20 kilos. Después de eso, en dos años llegué a mi peso máximo: 168 kilos. NO-MA-MES!


A esto hay que agregarle muchas cosas más: la dieta de la luna, una dieta de 1000 calorías, protal, vinagre de manzana, picolinato de cromo (o como sea que se llame esa mugre), el infierna grasa, masajes y un largo y ridículo etc..

Aprendizaje: para bajar solo sirven buenos hábitos alimenticios y ejercicio. Todo lo demás es hacerse tarugo solo.

Desde la semana pasada decidí retomar mi rumbo y empecé un cambio de hábitos y mis 30 minutos de caminata diarios. Ya llevo 5 cms. menos de abdomen. Por lo pronto no me preocupa contabilizar los kilos, sino los centímetros del esponjoso bulto de grasa de mi abdomen.

Ojalá que todas mis meteduras de pata les sirvan de advertencia a los que quieren bajar de tonelaje, para que no busquen el lado cómodo.

Si quieren consejos chidos, visiten el blog Fácil de Digerir, lo escribe Ana, una mujer excepcional que se ha quemado las pestañas para ayudarnos a aprende como comer y, por consiguiente, a vivir saludablemente.

¡AH! Y quiero aclarar que mido casi los dos metros de estatura (1.94), para que no se queden con la idea de que el NecroDaddy es una pelota de 1.60 mts de diámetro esférico. Si, estoy MUY obeso, pero tampoco estoy tan fregado!

C'Ya!
NecroDaddy